lunes, 24 de mayo de 2010

Notas sobre cine y violencia. 2. Peckinpah -“La Pandilla Salvaje”- y la expansión territorial



“Prólogo del autor”

“Si pensara que el trabajo que he puesto en esta obra me había de quitar tan poco el miedo de publicarla, sé cierto de mí que no tuviera ánimo para llevarla al cabo. Pero considerando ser la historia verdadera y de cosas de guerra, a las cuales hay tantos aficionados, me he resuelto en imprimirla, ayudando a ello las importunaciones de muchos testigos que en lo de más dello se hallaron, y el agravio que algunos españoles recibirían quedando sus hazañas en perpetuo silencio, faltando quien las escriba; no por ser ellas pequeñas, pero porque la tierra es tan remota y apartada y la postrera que los españoles han pisado por la parte del Perú, que no se puede tener della casi noticia, y por el mal aparejo y poco tiempo que para escribir hay con la ocupación de la guerra, que no da lugar a ello; así el que pude hurtar le gasté en este libro, el cual, porque fuese más cierto y verdadero, se hizo en la misma guerra y en los mismos pasos y sitios, escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel, y en pedazos de cartas, algunos tan pequeños que apenas cabían seis versos, que no me costó después poco trabajo juntarlos; y por esto, y por la humildad con que va la obra, como criada en tan pobres pañales, acompañándola el celo y la intención con que se hizo, espero que será parte para poder sufrir quien la leyere las faltas que lleva. Y si a alguno le pareciere que me muestro algo inclinado a la parte de los araucanos, tratando sus cosas y valentías más extendidamente de lo que para bárbaros se requiere; si queremos mirar su crianza, costumbres, modos de guerra y ejercicio della, veremos que muchos no les han hecho ventaja, y que son pocos los que con tan gran constancia y firmeza han defendido su tierra contra tan fieros enemigos como son los españoles. Y, cierto, es cosa de admiración, que no poseyendo los araucanos más de veinte leguas de término, sin tener en todo él pueblo formado, ni muro, ni casa fuerte para su reparo, ni armas, a lo menos defensivas, que la prolija guerra y españoles las han gastado y consumido, y en tierra no áspera, rodeada de tres pueblos españoles y dos plazas fuertes en medio della, con puro valor y porfiada determinación hayan —XVIII→ redimido y sustentado su libertad, derramando en sacrificio della tanta sangre así suya como de españoles, que con verdad se puede decir haber pocos lugares que no estén della teñidos y poblados de huesos; no faltando a los muertos quien les suceda en llevar su opinión adelante; pues los hijos, ganosos de la venganza de sus muertos padres, con la natural rabia que los mueve y el valor que dellos heredaron, acelerando el curso de los años, antes de tiempo tomando las armas, se ofrecen al rigor de la guerra; y es tanta la falta de gente por la mucha que ha muerto en esta demanda, que, para hacer más cuerpo y henchir los escuadrones, vienen también las mujeres a la guerra, y peleando algunas veces como varones, se entregan con grande ánimo a la muerte. Todo esto he querido traer para prueba y en abono del valor destas gentes, digno de mayor loor del que yo le podré dar con mis versos. Y pues, como dije arriba, hay agora en España cantidad de personas que se hallaron en muchas cosas de las que aquí escribo, a ellas remito la defensa de mi obra en esta parte, y a los que la leyeren se la encomiendo.”

La Araucana
de Alonso de Ercilla y Zúñiga
publicada por José Toribio
Ficha técnica:


Título: Wild Bunch (La pandilla salvaje)


Dirección: Sam Peckinpah
Producción: Phil Feldman
Guión: Walon Green y Sam Peckinpah
Música : Jerry Fielding
Fotografía: Lucien Ballard
Montaje: Lou Lombardo
Escenografía: Edward Carrere
Efectos especiales: Bud Hulburd
Reparto: William Holden, Ernest Borgnine, Robert Ryan, Edmond O'Brien, Warren Oates, Ben Johnson, Bo Hopkins, Alfonso Aráu, Emilio Fernández, Albert Dekker, L.Q. Jones


País: Estados Unidos
Año: 1969
Duración: 145 minutos
Productora: Warner Bros. Pictures

“La conquista y colonización del territorio oeste de los Estados Unidos de Norteamérica fue una hazaña llena de peligros y vicisitudes, que cobró la vida de miles de seres humanos. Los primeros exploradores y pioneros que se aventuraron a dejar sus lugares de origen y a realizar largos y penosos viajes hacia lo desconocido, necesitaron tener determinación, valor y espíritu de lucha para vencer la adversidad y llegar a sus destino.”

Así reza el párrafo escrito por una alumna de 6º grado refiriéndose a la proeza colonizadora de los norteamericanos. Si de algo se han jactado los estadounidenses es de la conquista del oeste. Los latinoamericanos hispano hablantes, al sur del Río Grande, la hemos disfrutado a través de las revistas de historietas (así llamadas) primero, las novelas por entregas (el folletín) segundo, el cine luego, y por último las series televisivas. De los géneros cinematográficos, junto con el melodrama y el bélico, fue el más popular. Es decir, que de esta gesta llamada “conquista del oeste” desarrollada a través de toda la historia desde las trece colonias, surgió uno de los géneros cinematográficos más aceptados y difundidos por el mundo entero: el western. Esta pequeña introducción va a servir o nos va a ser útil para conocer sobre un mapa de qué estamos hablando y de qué empresa se trata. El país es EE.UU por supuesto.



Sigamos con el párrafo inicial de la alumna –por supuesto las indicaciones de cómo construir el informe o la monografía han sido dadas por la docente a cargo del grado-, es muy instructivo como verán:

LA CONQUISTA DEL OESTE
Grado 6to.

Idea Central:
La conquista y colonización del territorio oeste de los Estados Unidos de Norteamérica fue una hazaña llena de peligros y vicisitudes, que cobró la vida de miles de seres humanos. Los primeros exploradores y pioneros que se aventuraron a dejar sus lugares de origen y a realizar largos y penosos viajes hacia lo desconocido, necesitaron tener determinación, valor y espíritu de lucha para vencer la adversidad y llegar a sus destino.

Asignatura:
Historia, Geografía, Literatura.

Tiempo: Seis semanas.

Materiales:
Cuadernos, cartulinas, libros relacionados con el tema, computadoras con acceso a Internet, mapa de los Estados Unidos de América.

Habilidades:
. Elaborar preguntas relevantes.
. Recolectar, organizar e interpretar datos.
. Resumir.
. Analizar.
. Comparar
. Conocer y respetar diferentes puntos de vista.
. Utilizar mapas para localizar diferentes lugares.
. Desarrollar las cuatro habilidades básicas de comunicación: escribir, escuchar, leer y hablar.

Objetivos:
- Conocer y entender las causas que llevaron a los pioneros a realizar su viaje.
- Investigar sobre las rutas que siguieron y los medios de transporte que utilizaron.
- Analizar cómo la preparación, organización y división del trabajo fueron fundamentales para su supervivencia.
- Aprender sobre las diferentes relaciones, a veces amistosas, otras hostiles, que se establecieron entre nativos y pioneros; además, analizar cómo la vida y la cultura de los primeros se vieron amenazadas a medida que la colonización se fue extendiendo.
- Reconocer que el territorio de los Estados Unidos no era tan vasto como lo es en nuestros días, cómo, con la compra de Louisiana a los franceses en 1803, la anexión de Texas en 1845 y finalmente las anexiones de California, Nuevo México, Nevada y UTA en 1848 al finalizar la guerra contra México la frontera oeste de los Estados Unidos se extendió hasta el Océano Pacífico.

Sustento:
Exploradores y cazadores de pieles, fueron los primeros personajes que se aventuraron y recorrieron tierras hasta entonces desconocidas entre 1820 y 1840. Ellos eran aventureros, nómadas, hombres solitarios que iban de un lugar a otro sin detenerse ni echar raíces. Fue al término de la Revolución Americana que se dio una gran movilización y expansión hacia el oeste, que se prolongaría durante todo el siglo XIX.
La búsqueda de nuevas tierras de cultivo, la necesidad de tener libertad de culto, el deseo de contar con mejores condiciones de vida, o simplemente el espíritu de aventura, llevó a miles de personas a emprender viajes largos y penosos hacia el oeste.
El descubrimiento de oro en las tierras de John A. Sutter en California dio lugar a la famosa Fiebre del Oro en 1849, que incrementó en gran medida el número de personas que decidieron trasladarse al oeste.
Los pioneros eran personas de gran valor, que decididos a emprender una nueva vida, tenían que abandonar la mayor parte de sus pertenencias pues dadas las condiciones en que viajaban, solamente podían llevar lo indispensable para sobrevivir.
Generalmente el viaje se realizaba en grupos; varias familias, cada una en una carreta, en la que guardaban comida, agua, ropa, armas de fuego, recorrían kilómetros enteros para llegar a su destino El espacio de estos vehículos era bastante reducido, por lo que los pioneros, imposibilitados de permanecer dentro, realizaban gran parte del trayecto caminando.
El trabajo comunitario era sumamente importante, todos los miembros de la caravana, incluidos los niños, tenían tareas que cumplir para lograr una mejor calidad de vida.
Los pioneros siguieron varias rutas para llegar al oeste. Estas rutas no eran caminos bien trazados como los que tenemos actualmente, sino simples huellas marcadas por las carretas que las transitaban. Algunas de esas rutas fueron: National Road, Oregon Trail, Santa Fe Trail, Old Spanish Trail, California Trail, Overland Trail, Mormon Trail.
Los encuentros con los nativos de esos territorios eran frecuentes, algunos eran amistosos, pero otros eran difíciles, ya que a veces los indios se sintieron amenazados por la presencia de los pioneros, y por lo tanto, al entrar en contacto con ellos reaccionaban de manera agresiva.
Otras adversidades que los pioneros tuvieron que enfrentar fueron las enfermedades, los ataques de animales salvajes, el mal clima, el tener que atravesar ríos, montanas o desiertos. Sin embargo nada logró detenerlos, y para finales de 1900 los pioneros habían logrado colonizar no solo el oeste sino la mayor parte del territorio de los Estados Unidos.

Presentación del tema:

Inicio:
El maestro desplegará un mapa de los Estados Unidos y pedirá a los alumnos explicar por qué los primeros colonizadores se asentaron el este. Después les pedirá que lo localicen el territorio oeste y les preguntara acerca de las ideas que tienen sobre la forma como empezó a ser colonizada esa área del territorio norteamericano.

Desarrollo:
El maestro relatará a los alumnos como después del descubrimiento de oro en tierras de California, una gran cantidad de personas decidieron viajar al oeste buscando mejores oportunidades de vida. Les pedirá que se imaginen ¿cómo era la vida de los pioneros?, ¿qué medios de transporte utilizaron?, ¿cómo se prepararon para el viaje al oeste?, ¿qué cualidades tuvieron que desarrollar para poder sobrevivir a una experiencia tan difícil?, ¿qué obstáculos tuvieron que vencer a lo largo de su viaje?, ¿cómo fueron sus encuentros con los nativos?
Los alumnos empezarán su investigación tomando como base las preguntas anteriores.

Actividades:

Los alumnos:
- Elaborarán un cartelón acerca de lo que ya saben, les gustaría aprender y posteriormente qué aprendieron sobre el tema.
- Localizarán en un mapa las diferentes rutas que siguieron los pioneros para viajar al oeste. Escribirán un párrafo para contestar la siguiente pregunta: Si hubiese sido un pionero ¿qué ruta hubieses elegido para viajar al oeste? ¿por qué?
- Pensarán en algún símbolo representativo del tema para diseñar un banderín. Escribirán un párrafo para explicar por qué escogieron dicho símbolo para su diseño.
- Investigarán acerca de la fiebre del oro en California y escribirán un resumen.
- Leerán y analizarán la canción Clementine, posteriormente en equipos escribirán canciones sobre la vida de los pioneros.
- Crearán un folleto invitando a la gente a viajar al viejo oeste.
- Pretenderán ser o bien un niño indio o un niño pionero y escribirán un diario en el que describirán cinco días de sus vidas.
- Verán el video La Familia Ingalls (Little House on the Prairie) y escribirán una comparación sobre la forma como los pioneros cuidaban de su entorno y como lo hacemos en nuestros días.
- Harán una comparación entre las obligaciones y deberes de un niño pionero y las suyas.
- Debatirán sobre los diferentes puntos de vista de indios y pioneros sobre la posesión de la tierra.
- Leerán un texto sobre la colonización en Texas. Elaborarán por equipos un cartelón en el que enumeraran diferencias y semejanzas entre la forma en que se llevó a cabo la colonización en Texas y en el Oeste de los Estados Unidos.
- A lo largo de la unidad los alumnos elegirán libros relativos al tema cuyos títulos se enlistan a continuación. Con objeto de fomentar el gusto por la lectura, el alumno tendrá la libertad de leer solamente los libros que el escoja de acuerdo a sus intereses y nivel de lectura. Como parte de la evaluación del tema presentará el reporte del libro que más le gustó.
Jimmy spoon
Kate’s House
The First Four Years
Prairie Visions.

Vínculos de Estudio:
• Los estudiantes leerán el articulo Colonización Anglo-Americana en el Handbook of Texas Online. Ellos prepararan una lista de las semejanzas y diferencias de colonización entre Texas y la frontera del este de los Estados Unidos.
• Los estudiantes leerán los artículos de Ganados en el Handbook of Texas Online, en equipos ellos discutirán como algunas de las tradiciones y vestimentas de ese tiempo son todavía utilizadas en nuestros días.

Cierre:
El maestro pedirá a los alumnos utilizar lo que han aprendido a lo largo de la unidad para escribir por equipos una representación sobre la vida de los pioneros, la cual presentaran al resto del grupo.

Actividad de Evaluación:
La evaluación será continua, es decir, el maestro utilizará además de las actividades de evaluación, aquellas actividades realizadas a lo largo del tema que a su juicio o a juicio del propio alumno sean las más significativas para evaluar el tema.
- En equipos los alumnos pretenderán ser pioneros organizando su viaje al oeste.
- Elaborarán cartelones en los que escribirán todos los pormenores en la preparación de su viaje tales como:
• Una lista de víveres y utensilios.
• Un mapa en el que localizarán la ruta que seguirán para llegar al oeste.
• Las ciudades en las que se detendrán para descansar y abastecerse de comida y agua.
• Cualidades que considerarán para nombrar al líder de la caravana.
• Motivos para viajar al oeste.
• División del trabajo entre los diferentes miembros de la caravana.
• Formas que utilizaran para cuidar su salud.
- Los equipos compartirán sus conclusiones con el resto del grupo.

Bibliografía:
Dixon, Robert J., The Land and the People, Ed. Regents Publishing
Company, Inc., 1960 y 1975.
Scholastic Banners, Growing up on the Frontier, Ed. Scholastic Inc., 1993.
Texas Tides:
- Los alumnos buscarán el artículo Anglo-American Colonization en el Handbook
of Texas Online. Lo leerán, y tomarán ideas para hacer la lista de semejanzas y
diferencias entre la forma en que se llevó a cabo la colonización en Texas y en la
frontera oeste de Estados Unidos.
- Los alumnos leerán el artículo Vaquero en el Handbook of Texas Online, en
grupos discutirán sobre cómo algunas tradiciones y costumbres de esa época,
siguen aun vigentes en nuestros días.
- Buscarán en la Colección del African Overview, el Benjamín Franklin Duren
Common Book, y tratarán de encontrar documentos en los que se hable de cómo
las personas cuidaban de su salud en esos días.”

No hay duda que éste es un excelente modelo –y guía- acerca de cómo encarar, sobre la base de lo que tomamos de los medios masivos, un tema polémico y profundo como fue el avance del blanco anglo-sajón sobre los territorios de los pueblos indígenas de América del Norte. Desgraciadamente el cine, como “mass media”, no como arte, ha contribuido sobremanera, ha difundir una forma o una concepción del desarrollo histórico-geográfico de los continentes americanos y sus pueblos muy particular y bien definida.

Nos quedamos con el primer párrafo, donde se alude a la hazaña, el valor, la determinación y el espíritu de lucha, palabras de conquistadores, guerreros y aguerridos soldados a la conquista del territorio de pueblos aborígenes. Conquista y colonización, dos términos muy caros para el anglo-sajón y el europeo (español, portugués, belga o francés), así lo testimonian continentes enteros como el africano y el asiático o el nuestro, sometidos y desangrados. Pero esta es otra historia. Y nos quedamos también con la recomendación para que los chicos de 6º grado vean la serie, por supuesto allá por la década del 80 del siglo pasado, “La familia Ingalls”, prototipo de cultura y religiosidad colonizadora, aquella del pensamiento protestante aguerrido y luchador, protagonista del enriquecimiento evangelizador a costa de territorio ajeno –de los pueblos aborígenes-, y fundador de la avanzada usurpadora. Todo sobre la base moralizante e hipócrita de la familia ejemplar, intachable y sacrificada. Concepción que dio sustento a las réplicas irredentas y reivindicatorias de las guerras mundiales, Corea, Vietnam o el fundamentalismo islámico.

La saga de la expoliación y el despojo a la que fueron sometidos los aborígenes americanos - sioux, pies negros, crow, cheyennes, arapaho, kiowas y comanches, etc.-, fue cantada, relatada, narrada y tergiversada sistemáticamente por la cinematografía estadounidense salvo extraordinarias excepciones de grandes realizadores que describieron de una manera realista o épica -más por su fiel exposición de las grandes contradicciones históricas que por alabar gratuitamente los poderes e intereses en juego-, la naturaleza sangrienta de las incursiones en territorios que no les eran propios. Por supuesto, el proceso desmitificador no fue sencillo, la industria cinematográfica, el star system, el conservadurismo cultural y retrógrado nunca retrocedieron, pero el avance de los grandes directores, consciente o inconscientemente, ante la parálisis comercial del género, en cierto momento, tomaron conciencia que debían presentar al héroe del western tradicional desde otra perspectiva, y transformar las cruentas batallas, desiguales y siniestras, en verdaderas masacres de los pueblos indígenas. La iconografía, la narrativa épica y los medios audiovisuales, empezaron a producir obras donde el héroe, si bien no alejado de los cánones hollywoodenses, empezaba a tomar conciencia del despojo y la violencia indiscriminada. Grandes obras como “La Diligencia” (John Ford), “Río Rojo” y “Río Bravo” (Howard Hawks), “A la hora señalada” (Fred Zinnemann), etc., films excepcionales desde el punto de vista formal y conceptual, cedieron su paso a películas como “Pequeño Gran Hombre” de Arthur Pen, “La Pandilla Salvaje” de Sam Peckinpah, o “Sin perdón” de Clint Eastwood. El protagonista se torna un poco más humano, y la historia abandona los rígidos cánones del género y opta por abordar los hechos con un poco más de verosimilitud histórica. No podemos olvidar, jamás, a qué público van dirigidos estos films dentro de los EE.UU. por lo tanto algunos tienen las limitaciones lógicas que les impone el sistema.



“Lo que el viento se llevó” de Victor Fleming, se inscribe dentro del género épico de las grandes realizaciones hollywoodenses donde se mezclan ambos estilos establecidos, el western (sus rasgos típicos) y el bélico (la Guerra de Secesión), para la reconstrucción histórica de la gesta colonizadora, visión que se suma a los criterios fundamentales en cuanto a la cuestión étnica, o sea la ubicación del personaje negro en la narración que, por otra parte, determina buena parte de la naturaleza del relato. La violencia étnica, la segregación como algo reconocido, establecido e inmodificable desde los inicios de la gesta colonizadora, surca este film considerado uno de los pilares de la producción industrial monumental.

El género bélico produjo obras más o menos parecidas, la estructura convencional de la ficción, o sea las historias que se cuentan, los modelos narrativos, funcionan de igual manera que en cualquier otro de los géneros reconocidos. Y éste es quizá uno de los aspectos más característico del sistema industrial hollywoodense, los paradigmas narrativos se repiten hasta el infinito, los héroes, sus conflictos y sus destinos, están determinados desde siempre, y, como en la mitología griega, gozan de rasgos físicos y psicológicos previsibles. Todo está dicho en esta otra gesta, hasta que ciertos realizadores, entre otros, Peckinpah (“La cruz de hierro”)y Kubrick (“La patrulla infernal”), se apartan de esa rígida estructura.



Párrafo aparte merece “Avatar”, film que presuntamente iba a llevarse la mayor parte de los Oscars, que como Ud.s saben es el galardón máximo de la industria cinematográfica estadounidense. Pero algo falló, y parece ser, eso creemos, que los jinetes recreaban tan fielmente las sagas del lejano oeste con su cultura del caballo y los indómitos jinetes, los conflictos fronterizos con el salvaje, el intruso enmascarado, y el mito del buen salvaje, que los jurados lo vieron un poco anticuado, más desde el punto temático y formal que desde la óptica de la utilización de las nuevas y últimas tecnologías en cuanto a la digitalización de las imágenes, bellas imágenes que nada tienen que reprocharle a las montañas y a los rojizos paisajes de Arizona. Toda una temeraria decisión sin duda.

Las escenas iniciales de “La pandilla salvaje” con un grupo de chicos, en un pueblo del sur norteamericano, jugando alrededor de un escorpión mientras es devorado por hormigas, y un grupo de jinetes de a caballo ingresa con el propósito de asaltar el Banco, es de las más ingeniosas y elocuentes de la historia del western. En ellas se concentra quizá la mayor carga de crueldad de todo el film, film que por otra parte se dedica a mostrar el fracaso y la mediocridad ética y moral del hombre blanco (William Holden y sus muchachos), en muchos aspectos, durante su “heroica” hazaña en el lejano oeste y México.

Debemos dejar algo en claro acerca del western. No podríamos hablar sobre este popular género sino habláramos sobre “la conquista del oeste” y los pueblos aborígenes; no podríamos hablar de la conquista del oeste sino habláramos sobre la conquista de América y los españoles; además no podríamos hablar de la conquista de América sino mencionáramos la conquista de la América del Sur y sus nativos (olmecas, mayas, aztecas, incas, guaraníes, charrúas, pampas, quechuas, tehuelches, araucanos, wichis, tobas, etc.); e incluso no podríamos hablar de la conquista de América del Sur sino nos refiriéramos a la conquista del desierto (ranqueles, pampas, tehuelches, mapuches, etc.); y, por fin, no podríamos hablar de la conquista del desierto sin dejar de mencionar a Lucio V. Mansilla autor de “Una excursión a los indios Ranqueles”, y a Faustino Sarmiento autor de una de las obras más importantes de nuestra literatura “Facundo”. Y dejaríamos este trabajo inconcluso sino aludiéramos a Alonso de Ercilla y Zúñiga con su magistral obra "La Araucana" (1569-1589), cuyo prólogo transcribimos al comienzo de la nota. Y por algo lo hicimos, en realidad el objeto de su obra fue celebrar las hazañas de los soldados españoles, y terminó describiendo como ninguno la heroica defensa araucana.

Por un lado transcribimos la obra cumbre del pueblo chileno, y por el otro una guía y ciertos conceptos volcados sobre la conquista del oeste norteamericano. Más de uno de aquellos que se animen a leer estas notas se preguntarán qué vínculos se encuentran presentes en ambas gestas y qué tienen que ver con el cine. Y por qué mostramos la guía de la alumna de 6º grado. Primero creemos que tanto la literatura como el cine de EE.UU conceptualmente están asentados sobre una particular concepción del mundo que no cejamos en repetir hasta el infinito. Segundo, la influencia ejercida sobre la cultura en nuestras tierras, al sur del Río Grande, como en Europa, y el resto de nuestro planeta, por la cultura “universal” así concebida, ha sido sino determinante de una penetración cardinal, primaria y esencial en la formación cultural de muchísimos países. El concepto de “Aldea Global” (Herbert Marshall McLuhan), se inscribe dentro de aquellos pensadores y científicos que intentaron desentrañar ciertos fenómenos, en todos los órdenes de la vida, que caracterizaron esta expansión mundial. Y, por último, esta película (“La pandilla salvaje”), es producto de una mirada lúcida sobre cómo y por qué el país americano pergeñó, engendró, y produjo tal grado de violencia primordial. Por supuesto, la alumna, y su maestra, son víctimas, y no creo que tengan nada que ver con la caracterización de colosal hazaña a la heroica gesta del hombre blanco sobre los pueblos originarios del continente americano, lo mismo para la conquista y colonización del español sobre nuestras tierras y aborígenes. Sólo quisimos mostrar algunas deformaciones conceptuales alrededor de estos temas, el cine y las proezas de los héroes, míticos héroes de nuestra cultura.

Héctor Correa
Punta Alta, mayo de 2010


sábado, 15 de mayo de 2010

NOTAS SOBRE CINE Y VIOLENCIA. 1.HANEKE Y SCORSESE



Título: Taxi Driver
Dirección: Martin Scorsese
Producción: Julia Phillips y Michael Phillips
Guión: Paul Schrader
Música: Bernard Herrmann
Editor: Tom Rolf y Melvin Shapiro
Fotografía: Michael Chapman
Reparto: Robert De Niro, Cybill Shepherd, Jodie Foster, Peter Boyle, Albert Brooks, Harvey Keitel
País: Estados Unidos
Año: 1976
Género: Drama
Duración: 113 minutos
Idioma: Inglés
Distribución: Columbia Pictures
Festival Internacional de Cine de Cannes – Palma de Oro
Premios de la crítica de nueva York – Mejor actor - (Robert De Niro)
Premios BAFTA – Mejor actriz secundaria - (Jodie Foster)
Premios BAFTA – Mejor actriz novel - (Jodie Foster)
Premios BAFTA - Premio Anthony Asquith a la mejor música - (Bernard Herrmann)

Esta ficha técnica tiene razón de ser en virtud de que es la primera vez que nos referimos a esta película. Una de las obras más significativas de Scorsese. Quizá, a mi entender, la más rica y profunda de toda su filmografía.

Pero, antes que nada, explicaré el título de la nota. Habíamos hablado de cine y violencia en varias oportunidades, todas en función del cine norteamericano y el mundo, o más bien el universo. Y lo hicimos teniendo en cuenta la génesis, el desarrollo histórico, el cine contemporáneo, y la trascendencia socio-cultural, o más bien, la expansión “universal” que tuvo desde siempre. También dijimos algo sobre las trece colonias, el carácter religioso que impregnó su fundación, y las características antropológicas de la sociedad norteamericana. Intentamos así caracterizar, describir y fundamentar por qué ese cine, o esa forma de producir y distribuir este tipo de expresión artística adquirió la peculiaridad de irradiarse por todos los rincones de nuestro planeta, y por añadidura mostrar su inquebrantable aporte a la violencia. Cabe advertir algo, al respecto. Cuando hablamos de “violencia” queremos referirnos a todo tipo de violencia, aquella que emana del chauvinismo étnico, de la intolerancia y la discriminación, de la rebeldía generacional, de la pobreza, de la falta de oportunidades, de la ignorancia y la desinformación, de la arbitraria de los que ejercen el poder, de la riqueza desproporcionada, la psicológica, la religiosa del fundamentalismo, etc. Los géneros cinematográficos son un poco espacios fílmicos que reflejan o reproducen estas formas de expansión de la violencia, cuando en realidad ésta es un acto que surge de la propia realidad y no precisamente de la ficción.

La literatura del s. XIX, y en especial la europea, tal cual la leímos y la aprendimos, tuvo una enorme influencia en la estructura estética del arte cinematográfico, así como la poética aristotélica determinó la forma, en cuanto a su relación dialéctica con el contenido en la narrativa desde sin duda los tiempos previos al origen de la novela cervantina; Balzac, Sthendal, Flaubert, Víctor Hugo, Zola, Tolstoi, Chejov, Dostoievsky, Poe, Henry James, etc., y algunos más, sentaron, un siglo antes, los recursos estructurales de la relación imagen-realidad durante gran parte del s. XX, lapso donde el cine adquirió su mayor fuerza como arte e industria. Esa narrativa, desarrollada durante el s. XIX se nutrió de los conflictos, suculentos conflictos provocados por las contradicciones de las deshumanizantes relaciones sociales de la época pre-industrial en los principales países europeos, y los disturbios metafísicos religiosos derivados de la Reforma (s.XVI), el luteranismo y el calvinismo, en los países que transitaban los caminos del incipiente origen de la ideología del capitalismo más descarnado y salvaje. Ya Alemania, junto con el Imperio Austro-Húngaro, generaban la semilla de un estado socio-económico propicio para una Europa decadente y corrupta jaqueada por ese enorme país que luego fue la URSS, y una América protestante, pujante y desquiciada por un desarrollo alocado y caótico. Los realizadores de la primera mitad del XX mientras desarrollaban los inicios de la gramática del cine, con todo lo que eso implicaba de adaptación a los avances tecnológicos (voz y luego color), iban impregnándose de contenidos, muchos de ellos esbozados en novelas y teatro, donde los personajes se trenzaban, conflictuados, enredados y confundidos ante los avances de una sociedad, desde sus orígenes, ya enferma y condenada. El contexto presagiaba una carga de ira, rebeldía e irracional brutalidad que los autores trataban de reflejar desde todo punto de vista y con formas a veces un tanto rudimentarias. Las dos Guerras Mundiales, que se fueron gestando durante el siglo anterior, producen un hombre, y por consiguiente, un arte, una narrativa, una poesía, una pintura, historias y personajes tremendamente consecuentes con una realidad que los golpea sin remedio.


En otras palabras, no estaríamos hablando de cine si no habláramos de violencia, y no podríamos tener una idea cabal de la violencia en el mundo sin hacer alusión al cine de EE.UU. Ambos términos se encuentran estrechamente relacionados, dialécticamente relacionados, y se confunden o se fusionan conceptualmente, estableciendo una suerte de unidad digamos que vital, necesaria o primordial. Algo difícil de comprender, si nos sentamos tranquila o despreocupadamente, a ver cine. Pero si ahondamos, por supuesto implica ver mucho cine de todas las latitudes, observaremos que una constante se vislumbra rápidamente, y tiene mucho que ver con la idiosincrasia, la cultura, los hábitos y costumbres, y con el destino manifiesto con el que se ha inculcado al pueblo o al habitante del Norte de América. Una constante que trasciende sus fronteras y deviene universal, como la Coca-Cola o el jean, y es la violencia de sus imágenes, sus contenidos y sus subliminales mensajes. Después de todo ambos elementos son parte del mismo fenómeno.

Primero Scorsese, entre otros (Welles, Peckinpah, Kubrick, Kazan, y en Europa, Ophuls, Bresson, Renoir, Truffaut, Antonioni, Fellini, Visconti, Godard, etc.), con “Taxi Driver”, se introduce como nadie -los directores soviéticos, polacos, húngaros y checoeslovacos simultáneamente lo estaban haciendo con un cine semánticamente distinto asentado en otra concepción del mundo y en otra visión formal del film-, en este tratamiento o búsqueda del fenómeno social que cruzó los EE.UU desde sus orígenes: la violencia como causa y consecuencia. Travis (De Niro), un taxista, un desconocido de la gran ciudad, un excombatiente de Vietnam, sin horizontes ni ambiciones de ninguna naturaleza, uno como cualquiera de los que recorren las calles de Nueva York, inmerso en la urbana soledad inevitable, pero con la enfermiza personalidad de los que miran y no comprenden las miserias y las contradicciones de un entorno tan mísero e inconcebible como su propia vida, gracias a su taxi, es el personaje magistral que crea Scorsese para hacer deambular por esa ciudad, oscura, vaporosa, humeante, de insanos contrastes, con figuras grotescas, niñas-prostitutas, suicidas irresolutos o traficantes de armas que semejan vendedores ambulantes de rosquillas y café. Pero con el escéptico trasfondo de los vendedores de ilusiones (el candidato: Palantine) de la gran política norteamericana, encarnación de los más corrupto, alocado, fantasioso, y embustero, así como Elmer Gantry configuró la patraña de la farsa religiosa de un futuro posible lleno de felicidad y riquezas. La peculiaridad de este planteo radica en que las condiciones propicias de la furia desatada de Travis, así como lo paradójico de su final feliz, tienen como raíz los tenebrosos planos del director. Muy pocos films han logrado una unidad tan dinámica y vívida de lo formal y conceptual como Taxi Driver. La música de Bernard Herrmann, el movimiento del taxi por esas calles, y los ajustados movimientos de De Niro, conforman la estructura espacio-temporal propicia, la carga semántica y emocional que va desarrollándose y desenvolviendo la historia con una ajustada precisión narrativa. Esto por un lado y para no olvidarnos de este film.

Por otro lado tenemos a Michael Haneke, con “The White Ribbon” (La cinta blanca), realizada en 2009, y debemos remontarnos a la nota que hemos escrito acerca de esta película ya que describe por qué la considero una obra sustanciosa y relevante para entender la génesis de la violencia en la Europa contemporánea.

Ambos films tienen mucho en común, si bien en cuanto a la estructura narrativa son diferentes, constituyen, sin duda, profundos intentos para comprender desde la historia y los cambios sociales las conductas humanas y sus relaciones. Desde las trece colonias, la conquista de los espacios territoriales –en especial contra los pueblos aborígenes- o su despojo, y la expansión por el mundo, en esa permanente apertura y cierre de fronteras, todo ese acontecer está referido al uso de la violencia como estatuto, como espíritu promotor, y como forma de vida o cultura. Si buceamos un poco más, y lo vamos a hacer en otras notas, la sociedad norteamericana está impregnada de belicismo, un cierto fundamentalismo religioso –Haneke lo describe muy bien-, y una concepción del mundo asentada en el afán de conquista que han perfilado la idiosincrasia y la mentalidad del hombre medio norteamericano. Su arte, su poesía, su literatura, su teatro y su música se gestaron para cantar o describir la lucha como constante y forma de ser. Los principales géneros cinematográficos, hasta el más introspectivo –como el melodrama- y romántico tiene componentes semánticos y formales derivados de este comportamiento. Tuvo que transcurrir mucho tiempo para que el cine con contenidos estrictamente bélicos, héroes bélicos y escenarios bélicos, permitieran o se permitieran enfoques más trascendentes que derivaran en planteos sociales o centrados en las consecuencias que las guerras tienen sobre el hombre. Toda una expectativa impensable en el cine de postguerra, aún contenedor de la propaganda chauvinista y belicista más espectacular de la historia de la humanidad.

Travis resume así, sobre él, su figura (con la cabeza rapada), su mente enferma, su extraña niñez, su condición de excombatiente, su soledad, su búsqueda del amor, su taxi, su ignorancia e indiferencia, lo que es el personaje y la historia misma, su propia víctima y el héroe quijotezco, la contradicción y la irrealidad, la muerte y la utópica defensa de una sociedad mejor. Paradójicamente todo junto.

Héctor Correa
Punta Alta, mayo de 2010